LA MURTA

Si me lees es porque ruteas con niños. Vamos, casi seguro. Si ruteas ( ya, ya sé que la palabra es inventada, pero a veces tengo complejo de RAE) con niños, sabrás que lo mejor es hacerlo en grupo, con amiguetes, para que se entretengan y quieran caminar un poquito más.

Pues hace un par de fines de semana nos fuimos en plan familia numerosa. Eramos 16. Lo mejor de todo, era que para algunos, era la primera vez que hacían una actividad de este tipo y la senda a elegir era importante. Imagínate en medio de una cuesta, con un niño de 4 ó 5 años  que decide no caminar más y que quiere brazos..... chungui, verdad?

Bueno, si te soy sincera, no tenía  idea  de cómo era la ruta. Que sí, que voy en contra de mi teoría, pero qué quieres que te diga.... Mi compañera de aventuras me dijo: es durilla, sobre todo en una parte... Yo le respondí: Qué espabilen...  ummm me pudo salir rana, pero no...

Nos fuimos a la Murta, en Alcira.





La ruta empieza en una  senda bastante ancha y cómoda de recorrer. Para ellos, aburrida, vamos, estaban locos por empezar a ¿escalar?!!

La verdad es que no sé para qué te pongo la foto de las indicaciones, si apenas se ve, pero así no se me olvida que más o menos a un kilómetro tienes la nevera a un lado ( una edificación que se usaba  para almacenar nieve) y al otro el monasterio de los Jerónimos con su jardín y su capilla. Nosotros decidimos dejar la visita al monasterio para el final y seguimos  la senda.






Nuestra idea era llegar hasta  la Cruz del Cardenal para ver las super vistas pero los  mini exploradores empezaban quejarse. Sí, ni amigos ni ná. El que no tenía sed, tenía hambre, o se aburría o le dolía un pie... y como quedaba una subida bastante empinada pues preferimos bajar hacia el monasterio y buscar un sitio para montar el picnic.









Para llegar al monasterio te metes por caminos estrechos, entre el matorral. Esto ya  es mucho más entretenido  para los niños, sobre todo si le sumas las canalizaciones de agua que te encuentras antes de llegar.

Debo decirte que la ruta estaba bastante concurrida. En algunos tramos tuvimos que hacer cola para dejar pasar a los que hacían el camino a la inversa.









Todo el camino es muy excuberante y eso me encanta. No soy de secarrales, no.... El monasterio solo se puede ver desde fuera pero hay unas balsas de agua llenas de renacuajos en las que los niños se entretienen bastante.




El jardín sí que lo puedes visitar, pero cuidado con alborotar demasiado o quedarte mucho tiempo, que tiene una guardiana, digamos " un poco impaciente". Eso sí, tiene baños limpios y está muy cuidado.






La vuelta no la hicimos por el mismo sitio. Nos aventuramos por una senda, que nos llevó monte a través, unos tres kilómetros y medio, que a mí me parecieron el doble... pero bueno. Gran parte de este camino  es estrecho y sube bastante. Ojo, que lo digo teniendo en cuenta que íbamos con niños pequeños y aunque es entretenido porque es un poco accidentado, termina haciéndose durillo, sobre todo si no están acostumbrados.





Estoy muy contenta porque el grupo terminó el recorrido perfectamente y casi de a una. Los más pequeños se portaron de maravilla y caminaron como campeones. La prueba de fuego será cuando les diga de hacer otra. ¿ Me seguirán o no?





Comentarios